Este año, más que nunca, se debe fomentar el turismo nacional, y la verdad que en España se pueden encontrar lugares y playas maravillosas que valen la pena visitar y disfrutar, pero sin ninguna duda, para mi las islas baleares son mi pequeño paraíso.

La primera parada fue la playa de es Arenals (Migjorn), donde comimos en unos de los míticos chiringuitos de Formentera: Piratabus.

Este chiringo ‘hippie’ ubicado en una de las dunas es siempre una buena opción para picotear unos nachos, wraps o algunas de las tapas que tienen del día. También es muy conocido por ser uno de los lugares más carismáticos para disfrutar de la puesta de sol… mojito en mano.
El Faro de La Mola es un imprescindible de la isla, un lugar espectacular por el acantilado imponente desde el que se alza y los colores contrastados del mar, los muros y la vegetación que rodea al faro. El photoshooting en el faro puede ser de duración indeterminada…

Muy recomendable el mercadillo ubicado en el pueblo antes de llegar al faro ‘La Fira artesanal de la Mola’. Un hippie market que me sorprendió por sus productos originales y de gran calidad, de los que vale la pena perderse un momento para encontrar detalles únicos hechos a mano. (Abierto los miércoles y domingo de 17h a 22h).

Habíamos leído que cala Saona era la más famosa para ver el atardecer, y sin duda, es un lugar espectacular como cada rincón de la isla, pero buscamos un atardecer más pintoresco desde el Faro de Cap de Barbaria.

El camino hacia el faro es muy relajante, un cambio radical de paraje al que nos tiene acostumbrados la isla, a medida que avanzas se allana el terreno y se vuelve totalmente árido. Un paseo que te va acercando a tu meta, el faro de Cap de Barbaria.

Cuando volvimos del faro un poco frustradas por no haber podido disfrutar del atardecer debido a las nubes que cubrían todo el cielo… fuimos a cenar a Sant Francesc. Muy cerca de la plaza encontramos una agradable cantina ‘Casadela’ (visitar la sección Restaurantes).
Volvimos pronto a casa, bueno mejor dicho a Es Caló Apartamentos, estuvimos muy a gusto, limpio, amables y muy buen ubicado.


El desayuno es una de las comidas más importantes del día, y ya es perfecto si lo haces con estas increíbles vistas…

Después de reponer fuerzas en Can Rafalet (muy cerca de nuestros apartamentos), fuimos a mi rincón favorito de la isla.
Es caló des morts.



El sol es uno de los indispensables de la isla y el creador de la espectacular gama de azules de este paraíso natural.
La gastronomía de la isla la degustamos en ‘Can Pasqual’ (situado también en Es caló), un restaurante 100% recomendable por su moderna decoración y sus platos tradicionales con toque gourmet. Más info en la entrada del restaurante.

Terminamos el día en Ses illetes donde se encuentra el famoso chiringuito ‘Beso Beach’. No olvides hacerte la instantánea en el banco más fotografiado ‘No hay verano sin beso’.

Una buena opción para pernoctar cerca del puerto es sin duda el pictórico Hostal La Savina.



Dos intensos días que aprovechamos para desconectar, y con la promesa de volver a disfrutar la isla cada año…
Qué buena explicación de la experiencia!!! Espero ir un día.
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